SIGNIFICADO DEL DOMINGO DE RAMOS DOMINGO DE RAMOS 1º. ¿Qué significado teológico y espiritual tiene la celebración del Domingo de Ramos?
Para comprender el significado de la liturgia del Domingo de Ramos no podemos perder de vista el hecho de que se trata, ante todo, de un domingo. Y como todos los domingos, lo primordial en él es la celebración de la Resurrección del Señor; es decir, de la victoria de Cristo sobre la muerte, la garantía de nuestra propia resurrección.
La estructura de la celebración del Domingo de Ramos corresponde, sustancialmente a la de cualquier celebración de la Eucaristía dominical: – Unos ritos iniciales. – Una liturgia de la Palabra. – La liturgia de la Eucaristía. No obstante, el Domingo de Ramos presenta una peculiaridad que le distingue de otros domingos: – La proclamación de la Pasión del Señor, como elemento más relevante de la liturgia de la Palabra. – Y la procesión de los ramos, como elemento más destacado de los ritos iniciales. Veamos con detalle cada uno de ellos:
PRIMERO: LA LECTURA DE LA PASIÓN DEL SEÑOR:
La liturgia de la Palabra del Domingo de Ramos nos trae cada año, como elemento principal, la lectura del relato de la Pasión de uno de los Evangelios sinópticos. Este año, por encontrarnos en el ciclo A, leeremos la Pasión según San Mateo.
La lectura del relato de la Pasión nos recuerda que la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte se ha conseguido a través de su entrega amorosa hasta dar la vida. Se trata de una entrega que es fruto del amor, y que le ha hecho capaz de aceptar voluntariamente el riesgo, el sufrimiento y la misma muerte. o La muerte de Jesús no es un imprevisto.
Es el resultado de un modo de vida libremente asumido.
Es fruto de su amor al Padre y de su entrega al servicio del Evangelio de la salvación. La muerte de Jesús es la muerte de un mártir, del Rey de los Mártires. Precisamente por eso, el color litúrgico morado, propio de la Cuaresma, se trueca este día por el rojo, como en las fiestas de los mártires, para recordarnos que la sangre del mártir Jesús se derrama por nuestra salvación.
La Iglesia cuida con mimo y solemnidad la lectura del Evangelio de la Pasión. Donde es posible, se proclama por tres lectores (un cronista, uno que presta voz a los diversos personajes que intervienen y otro que presta su voz al Señor, y que suele reservarse al sacerdote que preside). También se intercalan aclamaciones cantadas por el pueblo. o Junto a la Plegaria Eucarística, la lectura de la Pasión es la parte más importante de la Misa del Domingo de Ramos. La procesión de entrada, con las palmas y los ramos, aunque resulte tan vistosa y entrañable, posee una importancia mucho menor. Por eso no se hace más que en una de las misas del día, mientras que la Pasión debe leerse también en todas las demás, al menos en su forma resumida.
SEGUNDO: LA SOLEMNE PROCESIÓN CON QUE DA COMIENZO LA MISA:
o Por medio de esta procesión nosotros conmemoramos la entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén. Imitando a aquellos primeros discípulos, aclamamos al Señor, marchando en procesión con palmas y ramos en las manos, y entonando salmos en su honor. o Pero no se trata de representar simplemente un hecho del pasado. Es hoy cuando aclamamos al Mesías Jesús que, a través de su muerte y resurrección, ha entrado triunfante, no ya en la Jerusalén terrena, sino en la Jerusalén del cielo, para sentarse a la derecha del Padre. o Jesús quiso entrar en Jerusalén como Rey Mesías. Pero, lo hizo en la forma que había profetizado Zacarías: no con prepotencia, montado en un carro de guerra y al frente de un ejército imponente, sino humildemente montado en un burrito, rodeado de niños que le aclamaban agitando ramas de olivo. o Jesús rehusó encarnar esa imagen de Mesías entendido como líder que lucharía al frente de un ejército contra la dominación de Roma. o El Mesías Jesús no entraba en Jerusalén para luchar contra la dominación romana, sino contra el dominio del pecado y de la muerte.
Jesús entra como Rey, pero no viene a dominar, sino a servir a la humanidad.
Entra glorioso y aclamado, pero de forma completamente humilde.
Viene dispuesto a combatir, pero su lucha es contra el pecado.
Viene pertrechado para la lucha, pero su única arma es el amor.
Triunfa en su batalla, pero su victoria, que es el triunfo de la fidelidad a Dios y de la solidaridad con el hermano, encuentra su máxima consumación en el aparente fracaso de la cruz.
Finalmente, el victorioso acaba entronizado, pero no en un palacio humano, sino en la misma gloria del Padre, por medio de su Resurrección y Ascensión a los cielos.
2º. Lo que tratamos de vivir el Domingo de Ramos:
¿Qué es, por tanto, lo que nos invita vivir la celebración del Domingo de Ramos?
Mediante la procesión, se nos invita a alabar y bendecir al que ha venido en nombre del Señor, para traer su Reino a los hombres.
o ¡Y a abrir de par en par nuestras puertas a Jesucristo! o ¡Y a trabajar para que todos los pueblos y todos los corazones se abran para acoger al Mesías Salvador!
Mediante la lectura de la Pasión recordamos que el Reino de Dios que acogemos no es como los reinos de este mundo:
o No se basa en el poder, sino en el amor. o No impulsa a dominar, sino a servir. o No anima a competir por los primeros puestos, sino a saber escoger los últimos, por amor. o No se realiza sólo cuando se cosechan triunfos espectaculares, sino que el verdadero triunfo consiste en vivir una entrega humilde, servicial, callada y cotidiana.
La plegaria y la comunión Eucarística nos invitan, finalmente, a asociarnos a la Pascua del Señor, uniendo nuestra entrega a la suya.
Domingo de Ramos Recibieron a Cristo mientras entraba a la ciudad con palmas y ramos en muestra de que era el Mesias
Por: Tere Vallés | Fuente: Catholic.net Cuando llegaba a Jerusalén para celebrar la pascua, Jesús les pidió a sus discípulos traer un burrito y lo montó. Antes de entrar en Jerusalén, la gente tendía sus mantos por el camino y otros cortaban ramas de árboles alfombrando el paso, tal como acostumbraban saludar a los reyes.
Los que iban delante y detrás de Jesús gritaban: "¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!"
Entró a la ciudad de Jerusalén, que era la ciudad más importante y la capital de su nación, y mucha gente, niños y adultos, lo acompañaron y recibieron como a un rey con palmas y ramos gritándole “hosanna” que significa “Viva”. La gente de la ciudad preguntaba ¿quién es éste? y les respondían: “Es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea”. Esta fue su entrada triunfal.
La muchedumbre que lo seguía estaba formada por hombres, mujeres y niños, cada uno con su nombre, su ocupación, sus cosas buenas y malas, y con el mismo interés de seguir a Jesús. Algunas de estas personas habían estado presentes en los milagros de Jesús y habían escuchado sus parábolas. Esto los llevó a alabarlo con palmas en las manos cuando entró en Jerusalén.
Fueron muchos los que siguieron a Cristo en este momento de triunfo, pero fueron pocos los que lo acompañaron en su pasión y muerte.
Mientras esto sucedía, los sacerdotes judíos buscaban pretextos para meterlo en la cárcel, pues les dio miedo al ver cómo la gente lo amaba cada vez más y como lo habían aclamado al entrar a Jerusalén.
¿Qué significado tiene esto en nuestras vidas?
Es una oportunidad para proclamar a Jesús como el rey y centro de nuestras vidas. Debemos parecernos a esa gente de Jerusalén que se entusiasmó por seguir a Cristo. Decir “que viva mi Cristo, que viva mi rey...” Es un día en el que le podemos decir a Cristo que nosotros también queremos seguirlo, aunque tengamos que sufrir o morir por Él. Que queremos que sea el rey de nuestra vida, de nuestra familia, de nuestra patria y del mundo entero. Queremos que sea nuestro amigo en todos los momentos de nuestra vida.
Explicación de la Misa del Domingo de Ramos
La Misa se inicia con la procesión de las palmas. Nosotros recibimos las palmas y decimos o cantamos “Bendito el que viene en el nombre del Señor”. El sacerdote bendice las palmas y dirige la procesión. Luego se comienza la Misa. Se lee el Evangelio de la Pasión de Cristo.
Al terminar la Misa, nos llevamos las palmas benditas a nuestro hogar. Se acostumbra colocarlas detrás de las puertas en forma de cruz. Esto nos debe recordar que Jesús es nuestro rey y que debemos siempre darle la bienvenida en nuestro hogar. Es importante no hacer de esta costumbre una superstición pensando que por tener nuestra palma, no van a entrar ladrones a nuestros hogares y que nos vamos CD���