LA CRUZ QUE DEJAMOS.
Un joven, ya no daba más con sus problemas. Cayó de rodillas, rezando,
"Señor, no puedo seguir. Mi cruz es demasiado pesada".
El señor, como siempre, acudió y le contestó, "
Hijo mío, si no puedes
llevar el peso de tu cruz, guárdala dentro de esa habitación. Después,
abre esa o